Policiales

A un mes del incendio intencional de la casilla Blaquier, archivaron la causa

La fiscal Florencia Salas dejó en suspenso la investigación, hasta tanto aparezcan elementos para identificar a los autores. Los peritajes habían establecido que el fuego se inició a propósito, pero hubo un desperfecto en el sistema de cámaras de seguridad del edificio contiguo que impidió captar imágenes de la secuencia.

A un mes del incendio intencional de la casilla Blaquier, la fiscalía a cargo de la investigación archivó la causa judicial hasta tanto aparezcan elementos que sirvan para determinar la identidad de los autores.

La fiscal María Florencia Salas firmó el archivo del expediente este martes, después de que confirmara que hubo un desperfecto en el sistema de cámaras de seguridad del edificio contiguo que impidió captar imágenes de la secuencia.

Según pudo saber LA CAPITAL, luego de que los peritajes confirmaran que el fuego había sido iniciado por terceros, ya que en el antigua casilla de Alvear y Colón no había suministro de electricidad ni gas, desde la fiscalía apuntaron a recibir testigos que pudieran aportar datos del hecho y a analizar los eventuales videos tomados por cámaras de seguridad de la zona.

Los artefactos mejor ubicados para exhibir la presunta maniobra de los causantes eran los del edificio contiguo a la propiedad. Sin embargo, cuando los pesquisas fueron en su búsqueda recibieron como respuesta que el sistema se había dañado producto del calor de las llamas.

A pesar de ello, la fiscal Salas ordenó que el desperfecto en cuestión fuera reparado en pos de intentar recuperar imágenes -si es que las había-, y los resultados fueron negativos. Además, diversos defensores del patrimonio de la ciudad se presentaron en Tribunales y esbozaron teorías comerciales vinculadas al incendio intencional de la casilla, pero ninguno aportó datos e identidades de los posibles autores.

Inclusive, la concejal Eva Ayala, del bloque de Acción Marplatense (AM), presentó un pedido de informes dirigido al Departamento Ejecutivo con el objetivo de conocer el estado patrimonial del inmueble y, entre otros puntos, saber si hay planes inmobiliarios, proyectos de edificación o permisos solicitados para ese predio en particular, antes del siniestro. Conforme pudo saber este medio, la edil hasta ahora no recibió respuestas formales y su requerimiento ni siquiera fue aprobado en comisiones.

En este contexto, a un mes del hecho, la causa no atravesó avances y, la fiscal Salas dispuso su archivo. De todas formas, los investigadores no descartan que se reabra en el futuro, de producirse novedades externas.

La casilla Blaquier se incendió en la loma de Colón el martes 23 de septiembre a la medianoche; había sido construida en 1903 por la firma inglesa de John Wright, oriunda de Liverpool y establecida en Buenos Aires, para Benjamín Anchorena.

La acompañaban a comienzos del siglo XX otros cinco chalets de madera en la manzana que completan las calles Bolívar, Güemes y Alvear, sobre la cual se emplazaba la última en pie, que se prendió fuego en las últimas horas por motivos que son materia de investigación.

Según el proyecto Fotos de Familia que lleva adelante LA CAPITAL desde 2010 y que nuclea miles de imágenes de Mar del Plata y su historia, Anchorena vendió esta propiedad a la familia Blaquier, que alojaba en ella a los obreros contratados para construir a su vez su villa, ubicada enfrente.

El fallecido arquitecto Roberto Cova, especialista en el patrimonio de la ciudad, señaló en su momento que las características constructivas eran las comunes a este tipo de viviendas -“casillas”, hoy prácticamente desaparecidas: sobre pilotes de madera dura -piquetes- se disponían convenientemente asentados, tirantes de base -longarinas-, sobre los que se apoyaban los parantes que, trabados con travesaños sujetos a ellos con clavos, constituían el esqueleto del edificio. El revestimiento exterior era de tablas de “machimbre inglés”, de una pulgada de espesor, colocados horizontalmente. El forro interior era de tablas de media pulgada, generalmente cubiertas con arpillera – que absorbía los movimientos de la estructura- y empapelados. Pisos y cielorrasos eran igualmente de madera. En el baño el piso solía llevar un revestimiento de linóleum y en la cocina una gran chapa claveteada que servia de base a la “cocina económica”.

Esta casilla fue utilizada como obrador y vivienda por los obreros que trabajaban en la construcción de Villa Blaquier, que se encuentra justamente enfrente. Con menos cuartos, la galería delantera ocupaba dos tercios del frente y la cubierta era más sencilla, sin mojinetes ni lucernarios. Ambos tipos incluían el baño en la vivienda y contaban también con una habitación con un W.C. externo, como era de práctica.

La casilla se encontraba protegida por la ordenanza que establece el código de preservación patrimonial y en la vista comparativa obtenida desde la Villa Ortiz Basualdo, se apreciaba con toda su contundencia el paso del tiempo.

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